Resumen:

En su alocución, en el marco del evento “América Latina y el Caribe rumbo a la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios” (Cuarta Reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible 2021), realizado el miércoles 17 de marzo del 2021, Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), convocó a reflexionar acerca de cómo conectar la emergencia actual con una recuperación transformadora basada en el ecocentrismo. Actualmente, más de 820 millones de personas pasan hambre (ONU, 2021). En un contexto regional en que se presentan nuevas formas despojo y fragmentación, se señalarán los principales desafíos de los Estados en la actualidad respecto a la efectiva incorporación, implementación y seguimiento de las premisas constitutivas de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios 2021 frente a la lógica establecida por el agronegocio. Para ello, por medio de un enfoque cualitativo basado en la revisión documental de movimientos, organizaciones y organismos considerados claves –ONU, FAO, CEPAL, Mercosur, CELAC, Vía Campesina-, se identificarán las externalidades de la conformación de alianzas publico-privadas para materializar la gobernanza de los sistemas alimentarios en la región identificando los respaldos y disensos entre los agentes relevantes de dichos sistemas. Asimismo, se tendrá especialmente en cuenta el impacto del creciente interés y apoyo a las alianzas público-privadas de agronegocios en países en desarrollo. En suma, el trabajo consiste en dilucidar los rasgos propios de una nueva gobernanza de los sistemas alimentarios a partir de los lineamientos referidos en pos de una mayor inclusión de los actores de pequeña escala mediante la reformulación del esquema actual de toma de decisiones y los déficits en torno a la rendición de cuentas.

Referencias bibliográficas (opcional):

Resumen:

Introducción: En América Latina existen tradiciones de pensamiento crítico identificables en materia de salud, y salud internacional en particular, cuyos rasgos principales merecen ser sistematizados para dar cuenta de los modos en que se ha constituido una agenda y políticas de salud a nivel regional. Esto es particularmente relevante en el marco de la pandemia de Covid19 que está afectando duramente a América Latina, en un contexto en el que sus mecanismos de cooperación están debilitados y sin un liderazgo regional claro.Objetivos: En primer lugar, sistematizar la tradición de pensamiento crítico en salud (Medicina Social Latinoamericana y Salud Colectiva) en torno a sus núcleos políticos-conceptuales y teórico-metodológicos y sus limitaciones prácticas y teóricas, desde 1970 a 2020. En segundo lugar, analizar la influencia de dichas tradiciones en la formulación de la agenda sanitaria local y regional.Metodología: Se realizó un estudio cualitativo, mediante entrevistas individuales en profundidad. Se realizaron 15 entrevistas a referentes claves de la MSL/SC de la región.Resultados: La sistematización de sus principales núcleos teórico-conceptuales se estructuraron en una periodización dando cuenta de tres momentos: génesis (1960-1984), consolidación (1985-2000) y experiencias en los gobiernos (2000 en adelante), resultando no sólo en una corriente intelectual de pensamiento social en salud sino también y fundamentalmente en una corriente que incide tanto en la política sanitaria en el orden nacional como a nivel regional.  Conclusiones: A pesar del dinámico avance de la salud en la agenda internacional, no ha habido un proceso de reflexión sistematizado sobre la influencia latinoamericana en el campo de la salud internacional. Corrientes de pensamiento crítico en el campo de la salud en América Latina, dieron sustento a perspectivas autónomas de y sobre la región, de manera tal que han incidido en la agenda sanitaria no solo a nivel local, sino también regional y global. 

Referencias bibliográficas (opcional):

Resumen:

Dentre os Estados, encontrar soluções para garantir energia tornou-se um fator decisivo para suas economias e equilíbrio no contexto global. Mesmo com esforços para incrementar a eficiência energética e investimento em tecnologias limpas, o petróleo e o gás natural terão prioridade, por muitos anos, na política mundial. O alto consumo de energia sempre foi um pré-requisito do poder político. A Nação que controla os recursos energéticos, de forma eficaz, tende a ser dominante às demais. Os Estados costeiros têm sofrido enormes influências para absorver os preceitos de utilização de seus limites marítimos, tornando-se reféns de um Sistema Econômico Mundial, que interfere em assuntos internos de países politicamente frágeis. Essa fragilidade dos Estados em desenvolvimento, detentores de grandes recursos energéticos, não é capaz de absorver a mão de obra desses países, de prover a segurança humana, o que gera um exército de desempregados, verdadeiros refugiados sociais no seio dos seus próprios países, vivendo à margem da sociedade ou do Estado que lhes deveria acolher. Portanto, estabelecendo um método geopolítico para a compreensão do poder, oriundo das potencialidades energéticas, entende-se que o Estado, garantindo sua soberania e/ou jurisdição para além-mar, beneficiará, teoricamente, uma sociedade que dele depende, suprindo lacunas sociais através de investimentos em recursos humanos, saúde e educação, conseguindo, assim, um suporte econômico para a manutenção de sua estabilidade política. Neste sentido, a escolha de uma perspectiva geopolítica é amparada por dois pressupostos. O primeiro entende que os recursos oriundos dos oceanos são mais do que, apenas, um fenômeno jurídico no contexto da disputa expansionista das Plataformas Continentais, em Organismos Internacionais. O segundo presume que o interesse por questões oceânicas remete-nos, a partir da Geopolítica, a uma nova Geografia Política voltada ao simbolismo territorial e recursos energéticos que visem, essencialmente, o bem-estar e a segurança dos cidadãos através de investimentos sociais.

Referencias bibliográficas (opcional):

Resumen:

En la ponencia se debaten teorías y conceptos que en tiempos recientes han adquirido relevancia al interior de los nuevos estudios internacionales latinoamericanos. Me refiero a las teorías de la gobernanza global, junto a conceptos como la gobernanza ambiental y la gobernanza de los recursos naturales, las mismas que también promueven un nuevo modelo de desarrollo que ya sabemos involucra lo regional y lo global. Desde la perspectiva teórica que nos ofrece el pensamiento decolonial, todos estos son objeto de un amplio debate en la disputa establecida con los principios en que está organizado el sistema internacional, conocido también como el sistema-mundo moderno y colonial, y los mecanismos político-institucionales que lo soportan. Al mismo tiempo, se hace una revisión de las propuestas que sobre estos temas han formulado distintos movimientos sociales y organizaciones políticas de los pueblos originarios andinos, en este caso los de Ecuador y Bolivia, muchas de las cuales confluyen en lo que ha venido en llamarse la política exterior comunitaria y la diplomacia de los pueblos. El objetivo de la ponencia es mostrar como Ecuador y Bolivia cuentan con un importante número de pueblos y movimientos en los que además de adelantarse una seria resistencia a los proyectos de la gobernanza global, sobre todo la ambiental y la de los recursos naturales o materias primas, han elaborado propuestas  de relacionamiento con el ambiente basadas en principios radicalmente distintos a los que enarbolan los funcionarios y académicos pertenecientes a las distintas instituciones multilaterales, sobre todo las que actualmente dan forma al régimen internacional del desarrollo, y de los Estados que las administran.

Referencias bibliográficas (opcional):

Resumen:

Introducción: Frente a las necesarias transformaciones socio-técnicas hacia modelos de funcionamiento societales y económicos más sustentables, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas (2015) proponían una ambiciosa hoja de ruta al 2030. La pandemia del COVID 19 desafió dicha proyección. Actualmente se discuten claves para una salida “verde” post-COVID.Objetivos: desde una perspectiva de desarrollo humano sustentable y de gobernanza multinivel de los procesos de integración regional, este trabajo tiene como objetivo abordar la evolución reciente de las políticas y matrices energéticas de los países del MERCOSUR, focalizando las energías renovables por su aporte a la mitigación del cambio climático. Se analiza el caso de Uruguay, contrastándolo con Argentina y Brasil. Partiendo de situaciones divergentes en términos de instituciones y actores, se consideran puntos de convergencia dada la evolución reciente de los intercambios comerciales de energía eléctrica entre Uruguay y sus socios del MERCOSUR. Se analizan inversiones en el sector de las energías renovables en Uruguay, la situación actual y perspectivas de mediano plazo. El proceso de inversión en generación de energía renovables se desarrolló en aproximadamente una década, alcanzando picos entre 2012 y 2016. Metodología: se adopta una estrategia metodológica de métodos combinados, con un componente cualitativo y un componente cuantitativo.Resultados: Las mencionadas inversiones han transformado la matriz energética nacional. Actualmente hay una importante oferta de energía, que genera oportunidades para el intercambio con los países vecinos. Del análisis de las exportaciones de energía desde Uruguay se observa que en el último quinquenio han mostrado un crecimiento con oscilaciones y una participación creciente de Brasil como destino.Conclusiones: Ante la necesidad de fortalecer la gobernanza climática, se esbozan oportunidades y desafíos de los procesos regionales y nacionales para transitar hacia modelos de desarrollo sostenible más asertivos en el combate al cambio climático en la coyuntura post-COVID.

Referencias bibliográficas (opcional):

Resumen:

La investigación estudia la integración regional latinoamericana frente a la crisis por COVID-19 durante el 2020 a través del caso de la Comunidad Andina. El objetivo es determinar qué llevó a que su respuesta regional haya sido limitada a pesar de que sus países miembros compartieron varias necesidades en el marco de la emergencia. El ámbito teórico principal es el neofuncionalismo desarrollado por Philippe Schmitter, y es la razón por la cual se enfoca en las élites nacionales. Tras diagnosticar un encapsulamiento en base a las acciones tomadas por el organismo durante el 2020, se analiza el principal factor detrás de esto a través de la selección de una variable independiente (complementariedad del valor de las élites). Debido a que se necesita medir aquello que no se puede observar directamente (valores), el método empleado es el análisis de contenido de Krippendorff. Este último permitió establecer una relación directa entre el grado de coincidencia de un determinado valor presente en los discursos de los representantes gubernamentales de los países miembros y la invariabilidad tanto del nivel de autoridad como del alcance de las instituciones andinas. Entre los principales resultados está su todavía clara vocación a cuestiones comerciales, pues los temas políticos y sociales como los sanitarios no son acompañados por una delegación de autoridad real hacia la organización. Por su parte, un consenso en la importancia de la integración a nivel discursivo no resultó suficiente para eliminar aquellos remanentes de un obsoleto concepto de soberanía nacional. Asimismo, la dependencia en lo intergubernamental ha desarrollado poco a poco una flexibilización institucional que ahora opaca su supuesta “solidez”. El descuido de la organización también hizo que no se espere beneficios significativos en tiempos cruciales. Así es cómo se perdió la potencialidad de trabajar colectivamente en áreas que podrían haber sido beneficiosas para todos.

Referencias bibliográficas (opcional):

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